miércoles, 28 de septiembre de 2011

Líbrenme de la necesidad humana de ser careta

Llega una prima mía, con un vestido nuevo, cuyo precio elevadísimo la llevó a la artificial y penosa necesidad de endeudarse por seis meses hasta terminar de pagarlo, en cómodas y elevadísimas cuotas, y me hace una pregunta, una pregunta tramposa, una pregunta casi vil, la cual irremediablemente me lleva a mentir o a quedar como el más desagradable de los seres humanos ante esta prima mía de cuestionable buen gusto.
Ella, con enorme sonrisa en el rostro, me embosca con la pregunta “te gusta?”, y ahí empieza el problema, solamente dispongo de aproximadamente un segundo para responder, para evaluar todas mis opciones y dar una respuesta, no sincera, sino socialmente correcta. Pero como la mayoría de las veces me ocurre, mi necesidad ridícula de decir la verdad me hace dudar, y en vez de tardar un segundo tardo dos, que junto con la mueca involuntaria y reveladora de mi rostro, le hacen saber que estoy mintiendo cuando le digo “siii, esta súper lindo”.
Es importante destacar que contesté “súper lindo” el lugar de solamente “está lindo”, para intentar evitar la nueva pregunta   “en serio?”; pero bueno se armó la podrida, empieza a debatirse, se borra la sonrisa de su rostro, frunce el ceño, y corre a observar el vestido al espejo, vestido que observó cerca de tres horas en el aparador y aproximadamente dos horas en el vestidor antes de comprarlo.
Y sip, ya está, listo el pollo, en este momento soy el ser más despreciable de la tierra ante sus ojos.
En la vida social, existen momentos que irremediablemente nos llevan a mentir, la mayoría de las personas no son capaces de aceptar una diferencia de opiniones o de tomar una crítica constructivamente, se lo toman muy personal, y en nuestra sociedad todavía menos.
Las preguntas tramposas están a la orden del día y tenemos que estar preparados o afrontar las consecuencias que trae decir lo que uno piensa sin pelos en la lengua. Te gusta la comida? Te gustó la película que elegí?  Estás enojado/a conmigo? Como me veo? Porque si, aunque no lo crean muchas personas pueden resultar heridas si dicen la verdad.
Mundo de locos
Me incluyo
Chau.

martes, 27 de septiembre de 2011

Dame algo para recordar


En realidad aún no tengo la suerte de ser padre, pero si el de ser hijo, y tengo que decir que mi niñez fue bastante divertida, tengo muchos recuerdos agradables, y pocos desagradables, en casa no teníamos demasiadas cosas para jugar, pero si tuvimos bicicletas, pelotas y lo máximo de lo máximo el Nintendo. Nos pasábamos las tardes corriendo  por todos lados, molestando al vecino, a la madre del vecino y hasta al perro del vecino, que en esa época no era un caniche molesto  con pedigrí, que por cierto creo que come mejor que yo.

Nos subíamos a los árboles; nos caíamos de los árboles, nos raspábamos las rodillas religiosamente por lo menos una vez por semana, nos ponían mercuro cromo con sulfa para la herida, “naipori curita” nos rompíamos la cabeza de vez en cuando, comparábamos alcancías (cicatrices en la cabeza)  con los demás mita’is del barrio, nos hamacábamos en el parquecito hasta vomitar, nos trompeábamos de vez en cuando con el vecino, quien al día siguiente volvía a ser amigo nuestro,  jugábamos polibandi, tuka’e cañy, la bruja de los colores, metegol, 25, arco a arco, penales, curtú, trompo, casita robada, terminábamos transpirados, teñidos de rojo por la arena de la canchita, con la ropa destrozada y una sonrisa de oreja a oreja… en fin… la pasábamos de maravilla y sin muchas cosas.
Y la verdad que me parece un poco triste observar a muchos hijos de conocidos y amigos encerrados en la casa, con la niñera electrónica encendida por ocho horas, por miedo de los padres a lo que podría pasarles afuera, la verdad que yo no los culpo, pero me gustaría que esta generación de niños, tenga una niñez, por lo menos  la mitad de divertida de lo que fue la mía.
Yo corría, sudaba, reía y hasta sangraba todos los días, saboreando cada instante que quedaba plasmado en mi memoria, el dolor de una raspadura, el cansancio de las piernas al no poder correr más, el olor a vereda regada a pasto recién cortado, el color de la arena roja y del atardecer, la emoción de chutar la pelota y meter un gol, saboreaba cada taza de chocolate como la más deliciosa del mundo, todos estos son recuerdos imborrables, y son solamente míos.
Les doy una idea, pueden tomarla o dejarla, eliminen la niñera por unas horas a la semana, y denle a sus hijos algo para recordar, aire nuevo, algún césped verde que pisar, por más que quede lejos de su casa, este es el consejo del hijo de alguien, no de un padre.
Chau.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

No me exita comer TATU.


Tengo que expresar mi indignación por algún medio, el otro día, desayunando, hubo algo que me hizo dejar la taza de café a un lado, estaba viendo por el televisor un programa mañanero para enterarme de las noticias, y estaban hablando de cualquier tema, de esto y de aquello, de repente uno de estos hace un comentario, acerca de lo deliciosa que es la carne de armadillo; suspire profundamente y seguí escuchando, seguían hablando acerca de lo deliciosa que era y lo difícil que resulta cocinarla, luego, para ponerle broche de oro, este individuo termina diciendo, “sabe a pollo”, en ese momento tomé un segundo y aún más profundo suspiro, pero solo para tomar aire y para poder decir las mil y un razones por las cuales este personaje es un pelotudo de proporciones épicas.
Primero que nada por hacer promoción a la caza y consumo de un animal en peligro de extinción, segundo por no saber medir las consecuencias de lo que se dice en televisión nacional, tercero por explicar la forma en que se debe cocinar la carne de este animal para que resulte sabrosa, y por último y mucho más importante, SI SABE A POLLO GRANDISIMO PELOTUDO, TE COMPRÁS UN POLLO, LO COCINAS Y COMÉS.

No entiendo por qué existen algunas personas que sienten la morbosa necesidad de decir que comieron algún animal exótico, se hacen la “paja mental” de que comiendo una cosa salvaje son personas más interesantes;  a estas personas les paso un dato “No lo son” son tan o inclusive más aburridas que cualquier otra persona que se come una empanada de la esquina, o un lomito en el lomitero del barrio, lo que si son sin lugar a dudas es  “más inconscientes”.
 La mayoría de las  veces ni si quiera es agradable al paladar, y después son estas mismas personas las que se preocupan por la Fiebre aftosa o por la enfermedad de las vacas locas o por la gripe aviar, siendo que se exponen a consumir un animal que no tuvo el más mínimo control sanitario durante su crecimiento, posiblemente lleno de parásitos, y  fue casado, faenado y vendido sin el más mínimo control, posiblemente por el más indigente y sufrido de los indígenas del Paraguay.

La televisión es una de las herramientas más poderosas para moldear la actitud de las personas, pero su poder es desperdiciado, e inclusive mal utilizado por esta clase de ignorantes, fabricante de ignorantes, espero que esta clase de comentarios, sea censurado por la televisión algún día, aunque que podríamos esperar, si muestran modelos desnudas a las 9:00 am. Sin control alguno.